Caroline de Vanssay. Acrílico sobre lienzo |
Perfectamente se ha encontrado, justo, en el momento exacto, con su sombra, la mariposa que conoce el secreto del viento.
Apenas volaba, apenas soñaba, no recordaba;
el instante aparecía inquieto cual presencia de monólogo en un abismo:
la idea se planteaba total, su perfil en la silueta reconocía.
El espacio concedido entre el vacío y su figura umbría reflejada en el silencio,
correspondía al conocimiento preciso de su forma: -¿Amor?-, le dijo,
-¿Acaso me acompañas en el infinito?, cada día siempre te encuentro,
alrededor de mis imágenes eres mi tiempo, eres la luna del cielo-
La respuesta a su sombra insistía la amante delicada,
tornándose ligeros torbellinos envolventes de susurros dulces,
aleteos tiernísimos dentro del mísero habitáculo de su corazón,
jugando a esconderse de su amor, navegando a través de ríos nocturnos,
en cauces alados, y torrentes de miedo,
en círculos arquetípicos, espirales;
hastiada la mariposa, el juego en demasía,
a la luna, el verso, la besa:
Sois en la noche pura callada por recuerdos,
noche pura lavada en anhelos,
sois, mi pequeña, voz difícil que agravó mi cayado,
voz ardua, enfadosa que turba el pensar.
Sois aquella música que habla de los dolores,
que desprende libre la hoja al viento.
Sois además, un baile selecto que juguetea a mis ojos
y que burlón me absorbe en hechizo de lunas.
Entonces: en cualquier instante te presentas
con tiernos aquejos, como agitada por tu vuelo;
me has de ir atropellando, pero
no te apresures que tengo tiempo.
Sois tú: miserablemente sorda a mi voz,
inevitablemente ciega a mi sombra.
Sois tú: pura, difícil, selecta, ardua y enfadosa.
Sois sirena del río que canta al marino del cielo.
Sois probablemente mi bruna nostalgia
tal vez un conjunto de letrillas que se asientan en un papel;
pero por demás de todo sois:
La más completa y tonta abstracción de causa-efecto
que me calla, consume, desprende, atropella y absorbe
y no me cansa…