Del ligero roce de tus labios surgen manantiales de saliva que inundan
el respiro, sabes a almendras con dulce de chocolate y tintes de vainilla; y mi
saliva agradece este acto supremo, y al calor de mi boca surgen laberintos de
éxtasis que se irradian en un solo manto de energía.
La suprema alegría de la luz que te observa en
este acto de hermosura abismal, avienta cóndores a todas las direcciones
violentando los aires en huracanes de pasión. Me arrebatas el alma con tu solo cerrar
los ojos y la cercanía del amor en el buscarnos los dos. Siempre serás el amor.
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