Palpitando
un susurro entre puentes colgantes dentro de los avernos de mi alma, me aferro
a tu tacto, en tu caricia, en el apenas perceptible olor de tu cuerpo cuando me
piensas; y transito entre murmullos románticos de teamos peldaños, que me abren
camino hacia el arco iris en que me cobijas de alma y remontas tu placer con mi
vino, embriagándonos de ansia al extrañarnos cuando de las puntas de nuestros
dedos apenas nos hemos desconectado, luego de haber atestiguado la pasión del
encuentro.
Palpitando
los ojos, al encuentro de mi espejo, con mi corazón en tus manos, veo en ti mi
reflejo, y sé que vives en mí, y sé que me recorres con cada latido de tus
besos.
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