- La tristeza, en ocasiones, permite que fluyan nuevas formas de ver la realidad, la alegría nos ciega del mundo, nos aísla. Estar triste hace sentir lo eterno del sufrimiento humano y de su mortal final, que puede resultar en dicha o desgracia, según la vida que se viva- Y así continúa cavilando Alicia, mientras se limpia su nariz y se lava la cara.
- Al final, yo tuve la culpa, no debería hacer enojar a Carlos, sabiendo cómo se pone cuando está con iras- Se consuela conforme mira su rostro en el espejo que aun tiene algunas gotas de sangre en el labio.
- Si bien yo tuve la culpa, pero ¿Por qué siempre debo terminar así? Si me parece que es justo que yo tenga espacios dentro de esta relación- Insiste conversando con aquel reflejo triste y lloroso que ve en el cristal.
- Es verdad, ya no puedo soportar esto, creo que mejor me voy, no puedo continuar así- Limpiada su cara y arreglado su rostro, imprime a su faz un rasgo de seguridad. Se dispone a salir del baño.
Agarra la cerradura y piensa: - Pero, ¿qué voy a hacer después? Mis padres…, ni siquiera estoy casada…-
Sale del baño, se acerca a Carlos, con cierto temor y recelo: - Lo siento, te prometo, que no volverá a suceder.
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