Dulce
instrumento de paz, como ciénaga en campo de girasoles, tu alma; el origen de
todo amor, la sensación del peregrino que ha nacido para tu labio, tu mordisco,
tu pasión. En toda visión tienes un encuadre de perfección, desde tu voz hasta tu
cuerpo, y todo lo que en ti se contiene se derrama en sublime aliento de la
divinidad; tu verbo, tu beso, tu mirada, tus gestos; y cada uno de ellos surgen
como líneas de energía que se apropian de mi destino haciendo de ti, mi camino.
Dulce instrumento de paz.
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