Dama fuego, luna llena,
compañera, amanteterna, mujer, tierra, hada madre, ninfa, gaia: así vas pensando, ¿cómo te llamarás?, ¿cómo te
llamarán?,y te diriges desde tu
trono hacia todo lo vital, dilucidando la expresión verbal que defina la
concepción ideal de tu ser como ente consciente en tu camino hacia tu
realización personal; y no hay palabra que te encuentre, o expresión que te
ubique exactamente real como eres.
Es que de lo tangible a
la fantasía, nos queda la imaginación del conocer que el verbo como tal no
discierne en su totalidad toda la divinidad que contienes.
Y así, sentada en tu
aposento, me acerco a tu cetro, en la corte de tu Reino, donde participo como
juglar; y mientras te entretengo, de forma inusual me dirijo ante ti cantándote
lo que pienso:
"No hay palabras para ti, todas las lenguas no te definen; ni la
biblioteca de Babel alcanzaría para leerte lo que el Amor te concibe, y aun así
eres todo, lo que se puede sentir, lo que se puede vivir y el tiempo humano no
alcanzaría para decirte lo bien amada que eres para todos los que por ti viven".
En la corte de tu
reino, tu juglar te canta todos los amores, inspirado en tu mirada, enamorado
del reflejo de luz de tu alma cuando sonríes enamorada.
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