Se
absorbe el primer rayo en conquista de los campos, cuando el sol avanza a
diario desde oriente hacia el otro horizonte lejano. De rayo en rayo, la luz va
parpadeando bellos ángulos rosáceos de matiz cálido, iluminando el espectro de
embravecidas cotidianidades en las ciudades donde alcanza aquel destello, pero
que las personas viven caminando rápido con los ojos cerrados. Cada haz de luz,
es una línea continua de corpúsculos de dios que se acoplan a nuestra realidad,
dando la posibilidad de que, en cada trazo, los espíritus sutiles puedan
cabalgar toda esta escritura de luminosidad.
Tu
alma se forma de luz, que a todos cobija, y en ciertos corpúsculos te
transformas en algo más que calor, regalando amor, haciéndote sentir en lo
hermoso que iluminas, en todo lo vital. Para los que te podemos sentir, nos
enamoras cada día más, con la luz que cabalgas, siendo luz, diosa blanca, hada,
el alegre despertar.
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