Día de sol, el astro
descansa, la lluvia bendice las almas, y sé que tu mirada está detrás de las
nubes. Amaneces día, calientas la vida de quienes te piensan; y estás en mis
fantasías como memoria viva de todo paso, que origina un cáliz de
perspectivas secretas, del gran misterio de existir y beber el prana que la
divinidad respira.
Día de sol,
con frío húmedo de lágrimas de época que anima al pensador sentarse en la cima
de su algarabía y recapacitar que la alegría es una forma de tristeza; y que la
triste somnolencia del día nos mantiene en la espera de un brillito de luz del
astro rey que bendiga con calor la paciencia de esperar la plenitud del día.
La somnolencia de tu
triste alegría despierta el día con silencio, y viento que desparrama fríos;
abre más los ojos del alma, vida mía, que tu luz cubra de bendiciones a toda tu
tierra, a todo lo que miras con la vista del corazón. Triste alegría.
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