Sombra
refugio en el abrigo de la calcinante bendición diaria, tus ojos absorben los
rayos de dios en poción de aromas ínfimos de ámbar, que permanecen en la piel
como blindaje para el mal; apenas hay rubor, la confianza en el amor aparece
como vertiente de ayeres, los mañanas amanecen en permanente presente y te
tengo siempre viva dentro de la mente, conectada al espíritu, sellada en el
alma, escrita en las palmas de las alas, y así me haces volar en la fijación
misma de tu cielo, mirando las constelaciones que me regala la mirada diaria de
tu cuerpo cuando lo visiono en el momento exacto de despertar.
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