Ehecatl habla, aire frío, aliento fresco,
verbo directo, mencionando su parecer cuando se mece entre los silencios del
día, cuando empieza en su amanecer luego de haber trabajado en su andar la
noche anterior y así cíclicamente hasta los inicios.
En su discurso, de acuerdo a su tiempo, el
clima se acopla a su temperamento, y de ahí deviene en brisas cálidas,
ventarrones traviesos, huracanes y tornados siniestros; Ehecatl habla siempre
directo, y cuando se queda en silencio es porque ha dejado quieto su pensamiento.
Cuando el viento te mira, se sonrojan los
aires y las brisas te acarician las mejillas; un sutil tornado te envuelve
mientras caminas, y Ehecatel sonríe, la sonrisa de los dioses al apreciar tus
maravillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario