Entre atardeceres fenecen las albas del
fuego que destempla cualquier novedad del reino de los cometas cuando éstos se
manifiestan en sus hipérboles alrededor de su trayecto cruzando el universo; y
para todo ello atestiguan las nebulosas pendientes de las nuevas rutas que
aparezcan en la modernidad de los seres que manejan todos los movimientos.
Cómo estrellas nos hemos constelado
permitiendo que algunos astros hagan su traslación y vayan rotando lecturas que
nos con-forman, delimitando juicios de valor que ya no nos pertenecen ni
enmarcan lo que en nuestro propio Amor podríamos concebir como sendero del
corazón.
Siendo así, estrellas nuevas, generadas por
la luz de tanto impacto contra el ego, me permito presentarme como nuevo,
retándote a que me leas la luz, la primicia de mis trayectos, mis nuevas
lecturas; basada en la estela de mis actos, sin prejuicios, sin antecedentes,
sin maleficios, sin malos ratos; te reto a que me leas, escuchando mis palabras como si fuera un génesis de verbos,
o la primera vez que se manifiesta el alma a través de letras que se ordenan en
magia.
Entre atardeceres renace la fantasía que nos
permite manejar nuestra propia magia, y a ratos nos hace vulnerables en miedos
pasados que a veces, de forma inconsciente, buscamos se repitan.
Como estrellas nuevas te invito a brillar en
galaxias antiguas.
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