Las estrellas más
bellas, se endulzan con la savia de tus flores, al acercarse a tu jardín en la
colina de tu vientre, saboreando néctares de almíbar que surgen de alguna
fuente enraizada en el misterioso umbral de tu ombligo.
Y beben hasta el
hastío, haciéndose luego cometas para retornar a sus galaxias, con el alma
llena de tu ambrosía y el combustible preciso para abarcar el continente del
universo.
Al llegar a su sitio,
las estrellas más bellas, comentan al resto de cuerpos en el eterno vacío,
sobre las fuentes de la novia de donde se bebe lo divino; y así empieza la gran
jornada, de camino hacia tu ombligo, de todos los astros, y existencias del
universo, en busca de tu elixir. Y la creación se tambalea dirigiendo las rutas
hacia tu centro.
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