Desde que vivo me has visitado de forma
seguida cada noche a relatarme el recorrido de la existencia que te mantiene
prendida a mi alma ratificando que te amo y que te tengo como maestra y guía. Y
cada vez apareces más inmensa, gigante, traviesa, y en toda la extensión de tu
belleza me cobijas en un progresivo calor que deviene en más y más amor.
Y ayer no fue la excepción, llegaste sin
máscaras, desnuda, irradiando fuego, me abrazaste, y con cada pezón de tus
pechos cauterizaste mi cuerpo quitando de raíz cualquier huella de miedo,
pusiste en blanco mi espíritu y me reescribiste titulándome en doble línea tu
nombre en toda la extensión de mi cerebro.
¿Te imaginas todos tus movimientos cuando me
recreaste en hombre nuevo?
Yo viví todo eso, y ahora te amo, y ahora amo
tus movimientos cuando escribes con el fuego de tus pechos, en doble línea,
en mi cuerpo.
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