En mitad del vacío, en el centro del universo, en la cima de la
montaña más alta de la isla en donde nacen las almas, todo brilla, el infinito
es oscuro, y millones de estrellas nos rodean lejanas; las almas van y vienen,
se reconocen, dialogan, y descansan.
Todos vestidos de blanco, acrecentando aún más el brillo de la isla, y
tú y yo en la parte más alta de la cima de la montaña del lugar donde nacen las
almas, tomados de la mano, enamorados hace millones de años; nos percatamos que
en la intensidad de sentirnos, nuestras almas necesitan los sentidos, y
pactamos encarnarnos, encontrarnos y amarnos.
Y juramos: Te estaré buscando, te estaré esperando, me llamaré Yolanda,
me dirán Santiago, cuídate para mí, yo me estaré cuidando, y en el momento
exacto de encontrarnos, los corazones delatarán al cuerpo reconociéndonos las
almas para amarnos.
Y nos encontramos…
Y nos encontramos…
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