Gaviotas
en tu cielo, águilas machos perplejos divisando en aires superiores aquellas
presas que divagan absorbidas en tu ser. Playa- montaña, selva-desierto, las
bandadas se suceden conectadas ante el rumor de vientos abrigados, aire
transformado en alimento y horizontes adornados por luces de cristal
estrellado.
Los
cóndores elevan su espíritu, los más altos carroñeros, humildes testigos de la
belleza de tu accionar como entorno que los cubre en su vuelo.
Mirlos,
codornices y chorlitos, fascinados en su nuevo lugar, reconociendo la gran
noticia de este acontecimiento, al haber expandido la actividad de tu mirada
hacia todas las direcciones, como amante flama de amor refractado en besos
celestes, que divulga la conciencia del comunicarse en vuelo eterno hacia la
profundidad de la paz en la que todo se ha vuelto a crear; y todo a través de
tu pensar.
Y en
orden ascendente, en escalera virtual de peldaños emplumados están los chorlitos,
codornices, mirlos, gaviotas, águilas, cóndores, y muchas bandadas más, persiguiendo
llegar a tu piel, siendo tú el cielo, siendo tú el destino final.
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