Todos somos todo, y en todo nos vemos.
Evolucionamos de inconsciencia a conciencia permitiendo que de lo divino nos
manifestemos en voz, y luego en brillo, permitiendo al dios ganar mayor
sabiduría, y así nos formamos como partículas de arena en este infinito
desierto en el cual navegamos tú y yo.
Y cada grano se comunica desfasando su energía
hacia la consecución del caos en el cual se logra un nuevo orden, una causal
movida de salidas que conllevan el destino de todas las citas que ha tenido el
universo con sus creaciones y finales, en sus ciclos, en sus vidas.
Así te formas, así me muevo en tu espacio, te
perfilas ubicando tus montículos en la extensión de lo creado, y yo intento
llenar lo que no ocupas, llenándome la vida en cualquier rincón que me ubiques,
y de tanto en tanto, emerges, y yo fascinado de vivir en tu desierto. Todos
somos todo, y en todos nos vemos.
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