De
nuevo en tu lectura la noche te contempla y te descifra; ahora hago de escriba.
La luna me dicta lo que en ti mira. Me sientes y me piensas, pero cierras y
aprietas los ojos para no verme, con el miedo de que pueda descifrarte. Sé
leerte, aun no puedo interpretarte. Junto a ti, con la luna, transcribo tus
historias, fascinado de lo que encuentro en tu memoria. Sé que te escondes de
mirarte en tus mentiras y me invitas a tu guarida, haciéndome tu cómplice. Me
refugias en tu vientre, me abrigas con tu pecho, me envuelves en tus dedos, me
haces pequeñito pequeñito y me hablas en tu dulce melodía hasta hacerme dormir
en un rinconcito de tu lecho. Y la luna nos mira.
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