Cansada de tu peso escogido, te despides de
mí con la frialdad de tu despido, y me retiro. Me escondo detrás de tu sombra a
la espera de que escojas la forma en que tu cuerpo se mezcle con la otra
realidad. Y veo que tienes frío.
Y en la forma que has escogido me acurruco
buscando tu abrigo con mi cuerpo clandestino, te cobijo la espalda para que no
me veas, pero me sientes, cierras los ojos y te entregas a que mis caricias te
calienten. Mis manos ya te han recorrido, y mi cuerpo recuerda todo lo que como
parte de ti he sido.
Aplico mi calor en tu vientre, para que
tengas en tus sueños un agradable respiro. Y a punto de quedar rendido, junto a
ti en tu dormir, reconozco que no es mi sitio e intento liberarme de tu nido.
Y me tomas de la mano, me aprietas bonito,
apenas regresas tu rostro, me besas y me dices que me quede quietito, que me
quede junto a ti dormido…
Anoche dormí calientito.
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