Juntando
las rocas necesarias para empozar
el
manantial para formar el lago donde tú te bañas,
los grillos y las luciérnagas
vienen a hablar conmigo,
los grillos con sus cantos, ellas con su brillo;
aun
no amanece, no hace frío.
Los grillos con su canto marcan mi ritmo
y las
luciérnagas con su brillo
hacen un
camino para tu entrada.
Y se
escucha tu voz… Y apareces…
El
canto de los grillos enmudece ante tan bello trino.
Las luciérnagas se
estremecen y tu luz las enceguece,
palideciendo ante tu belleza.
Y yo mirando
desde lejos,
quedo estático y enamorado de tu presencia
ante tan divina escena.
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