Despierto...
Tu sangre aun se
evapora desde mi cuerpo
y el sudor me mantiene estático en el lecho.
El aroma que me envuelve es una esencia de ambrosía,
es tu olor, tus manos frías, tu aliento, tu sonrisa,
una dulce combinación de historias de amores,
tenues agrios de lágrimas, y sutiles añejos de pasiones.
Cierras los ojos, me besas de frente,
tus labios me absorben los suspiros
y desnuda, con frío y con todo lo mío,
te limpias las alas, y vuelves a tu atino.
Y te vas cantando, volando,
siendo el coro que retumba el eco de un divino poder,
con melodías creadoras de imágenes de nuevos romances,
y naces, vuelas, sueñas, despiertas, te rehaces.
Acabas de salir,
aun me suena en el sueño el ritmo de tus pasos,
y recuerdo haberme fascinado en aquel juego:
el toque elegante de baile silente de tus tacos…
Y vuelas... Y aun te huelo…
En mis sueños, permaneces como ángel vampiro,
y suspiro. Y te recuerdo
Te desbordaste bebiéndome y con tu sed me derramaste,
mi espíritu fluyó todos sus manantiales, para ti, para tu
hambre,
para tu espacio, tu entendimiento, tu ansia, tu aquelarre;
te cubriste de mi sangre, y en tu orgía me saciaste.
De vuelta al sueño, al despertarme, recuerdo un beso,
uno en especial, el primero, el origen de este destino,
tus labios niños, tus ojos tímidos,
y tu nariz cruzándose en mi camino,
y yo pensando:
¡Dios mío! Detén este
momento hasta al infinito,
si mis labios han
conocido lo celestial,
que no sea un sueño el
caminar contigo.
Y escuché tu canto, sin mover tus labios,
con la timidez de tu lengua, en aquel momento divino,
y en tus pausas, en cada silencio,
mi corazón se enamoraba de tu respiro,
con la intensidad de tu mirada como testigo;
de paisaje: el monte descubierto,
y mis manos queriendo acariciarte por completo
en aquel intenso frío.
Despierto, cuando te sueño, siento que vivo,
cuando te sueño dormido, sé que estoy vivo,
cuando te pienso, desvarío,
despierto y dormido, te sueño y te pienso,
te amo y te pienso en multitud de desvaríos,
te amo y te sueño en infinitos cuentos,
te amo y te mentalizo en exceso,
y todo, desde aquel primero beso.
PD:
(Siento que tu beso siempre ha existido,
y que tus labios siempre me han tenido,
así que aquel primer beso fue un reencuentro;
entonces, cada beso que te doy, y de ti recibo,
siento como si fueran siempre el primero,
y en cada uno de ellos, pido al cielo,
que se detenga el tiempo,
que aquel beso infinito se haga eterno)
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