Amanece, luna nueva, oscura noche, cielo cubierto, negra templanza de
sueño. Soñar al tanteo miles de pensamientos reflejados en caleidoscopios
inertes de luz, y todo está quieto. En un lecho de soledad, me cobija el cielo,
y te sueño: estrellas fugaces dibujan tu rostro, perfilando la hermosura de
definirte al detalle, evocando la perfección de tu figura.
Aquárida en el camino de tu vida, recorres el universo mostrándote
perfecta, enamorándome con el baile de tu paso, el sonido de tu taco, la
cadencia de tu cadera, la brillantez de tu sonrisa, tus suaves manos pequeñas;
vas a paso elegante constelando tu nombre en las estrellas, eclipsando su
belleza, haciendo de lo eternamente inmenso el reflejo de tu alma, y así me
liberas y me salvas. Me haces disfrutar de lo infinito cuando sueño contigo.
Soñando contigo me siento infinito, y en la eternidad de tu camino de
ciclos, espero abordar tu estela abrazado a un beso tuyo para escabullirme por
tus cielos y entregarme a la paz de tu viaje predilecto, embelleciendo con tu
figura el universo entero.
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