Con la noche en luna creciente,
el cielo pintado de luces, y estrellas
fugaces rondando el horizonte; te sientas al filo del barranco adornado por
sampedros, y rodeada de palosantos, fumándote un tabaco, y pensando: no
pensando, con tu mirada contemplando todo lo que algún día habías caminado y
todo lo que te queda por vivir en mi compañía.
Y en tu silencio cantas las
formas guturales que armonizan tus escenas, y con tu ritmo despiertas las
jaurías; y los lobos enamorados se arrinconan en el balcón que te ha formado la
tierra para tu acto, aullando junto a ti, marcando el son que define tu
alegría.
Mi Amor y sus jaurías cantan cada noche, cada día, en cada eco hermoso
de cualquier experiencia deliciosa que me regala la vida.
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