El lamento del agua en la gota de la córnea me enceguece la vista, me
nubla la vida.
Me ahogo en cada respiro imaginando tu paisaje
que me da la espalda, y así me apuñalas.
Me dices que soy bajo, ¿si siempre me tienes en
nubes de amalgamas doradas?
¿Estás más arriba? ¿Me suspendes en tu alma?
¿Estás más arriba? ¿Me suspendes en tu alma?
No te entiendo, cómo puedes asegurarte de tu
castigo, jamás he sido silencio, siempre has sido mi grito, y en ecos y
millones de ecos repito que te amo a todo sitio.
Jamás me he escondido, jamás te he negado, jamás te he mentido; apenas te he invadido siendo tuyo, haciendo semilla en tu nido.
Jamás me he escondido, jamás te he negado, jamás te he mentido; apenas te he invadido siendo tuyo, haciendo semilla en tu nido.
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