...y se va descubriendo el cielo, y con alas en tu lira deshuesas el
viento acompasando el frío en nuestra cima, y vemos el infinito, nuestro valle,
aquel sitio donde nuestra descendencia hará la limpieza del espíritu. De
rodillas frente a tí, siendo bendecido te miro, tus ojos son girasoles y tu
aroma es una perla; en aquel contrapicado observo los nevados donde los dioses
del Olimpo lloran de alegría en dulce lluvia que da vida a todo aquel prado,
que reverdece por tu música, por tu sonrisa.
Musa de la creación, diosa terrenal, abundas en
creatividad, y así nos reservas tus pensamientos; yo, tu simple labriego camino
tus terrenos, mientras tú me dictas las semillas que se han de sembrar.
Dueña de la voluntad de los dioses, ellos aceptan
tu divinidad, y te haces el poder que se requiere para que este sueño se haga
realidad.
Abundas las cimas, te viertes en los valles,
bendices los vientos, abrigas los trigales; alimentas de amor a todos los
corazones...
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