Texto en el cuerpo, relato en el movimiento, todo es mensaje de color en el desierto del cielo cuando es azul, y se refleja en el lago del silencio, mar arcoiris, bosques encantados, grillos tenores abundando en trinos como diminutos indicadores de tiempos que se avecinan, hacia lo cálido, hacia lo repentino, lo que siempre ha sido.
Todo está escrito, todo ha sido dicho. En la magia furibunda de tu alegre tristeza, coloreas el verbo de tu imaginación pernoctando la emoción en frases de amor, caleidoscopio de pasión enmarcado en murallas, de las cuales sus aromas encantan a los transeúntes dándoles un aperitivo de vida para buscar sensaciones desconocidas, maravillosas, sublimes, idas.
Cada palabra en tus ojos es un eco de tu alma, cada mirada en tu alma es una lectura del espíritu apretando el corazón dirigiendo el centro hacia paraísos que se asemejan a valles y abismos, y el vértigo en ese destino es delicioso.
La magia siempre apunta hacia la maestra, soy parte de tu dictado, escribes en mí, me relatas tus actos en infinitas líneas de amores, y aunque mi lectura es deficiente, lenta, inerte, el corazón escucha palabra tras palabra en la búsqueda del evento en el cual cada nota de voz se conecte con el dios y aquel eco nos eleve hacia el paraíso que nos pertenece, eso pasa siempre cuando estamos fundidos en el amor (siempre).
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