Huellas de soplos en el
labrado de la roca más alta, en el faro del fin del mundo, indicando presagios
de infinito hacia el horizonte jamás visto.
La selva de tu origen se abre frondosa, en espesas nubes a partir de tus labios, y permanecen en estático humedal por todo el universo de tu cuerpo, también infinito.
La selva de tu origen se abre frondosa, en espesas nubes a partir de tus labios, y permanecen en estático humedal por todo el universo de tu cuerpo, también infinito.
Te
expandes, haciéndote más hermosa renovándote en el halago de los dioses que se
embriagan al fascinarse con su creación tan poderosa.
Huellas de
éxtasis en fascinación de lo sublime son las marcas que dejas en el infinito,
cual agujero negro que absorbe hasta lo desconocido.
Y sigues tu
cobertura universal, expandiéndote en el claroscuro de mi camino, haciéndome
luz, encegueciéndome los pasos para darme la mano y caminar contigo.
Te expandes,
me explotas, me ruborizas la muerte y en el soplo del labrado de mi
renacimiento, hacia el perfil de tu costa, te vuelves azul y roja, y así me
transformas en estrella para tus supernovas.
Rezo
permanente de tu boca.
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