Los poros desvanecen feromonas como chimeneas de esperanza en anhelo de sensaciones que provoquen la locura de fascinarme con tan solo acercarme, y así intento respirarte los aromas; el cuerpo enloquece y se exhalan ambrosías de sabores para mi piel que persigue degustarte como aperitivo de amor, antes de hallarnos en la pasión.
En el éxtasis del sentido del amor, ocurre un ejercicio olfativo: respirarte en todo lo que miro como alucinación de tus aromas, sabiendo que en todo te impregnas, o vives en la saturación de mi olor.
Siempre te respiro, te huelo, y me fascino en busca de tu ruta en donde pueda conseguir embriagarme del licor de tu pasión.
Beberte el espíritu mezclado en con mi alma, en nuestras copas como brindis para dos.
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