Amanece por flores de tabaco el día en el rezo de la guía, que
perpetúa el conocimiento de los astros, en los escritos en piedra, cuando
apenas los navegantes de todos los otoños volvían a sus tierras. Guerreros
ancianos de barba cana, frente curtida, manos partidas, cuerpo maravillado en
cimientes de guerras perdidas. Todos vuelven, todos tiernamente entierran su
suerte en horizontes recuerdos de alfareros constructores de poblados en donde
terminan la labor en la gran batalla florida.
Buen día de amor, amanece por flores de ojos, en
la tierra de besos que germinan tus teamos. Y todo vuelve a la magia fantasía
de saberte que siempre tienes algo escrito en el tacto, en tu corazón, en tu espíritu,
en tus labios.
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