A
punto de fragua la magnetita se subyuga a la fuente atrayendo protones en
dirección al núcleo, fusionando rebotes de órbita al sentir la materia cuando
posas tus manos en el vacío. La energía es una avalancha de fuego que obnubila
la vista de los dioses y éstos se esconden en sus escudos de soles. Magnitud de
onda la llamarada de tu paso, la antimateria surge defendiendo la existencia,
pero tú eres la ciencia, diminuta partícula, génesis, adn, concepción, madre
tierra; y de astro en conciencia, como galaxia de cordilleras, pantaneas de
pulsares toda la llanura de planetas, agujeros negros, camuflada en tu traje de
sol.
Eres el guiño cómplice de dios al saberse perfecto habiéndote creado al primer día de su creación.
Eres el guiño cómplice de dios al saberse perfecto habiéndote creado al primer día de su creación.
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