Al naufragio de la helada, en la fría noche en la que no te tengo, tu
mar me acaricia la espalda soplándome frío el viento; me hundo en la oscura
mar, hasta el fondo del lecho en donde los lirios marinos hacen jardines para
el descanso de los marinos viajeros. Me aferro a la luz de tu velo, sueño en tu
retina, me parpadeas y despierto en tu pecho.
Abrigas mi descanso en sueños, me despiertas con
tu pensamiento.
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