El sueño se torna cobrizo, entre palo santo y rojo, los tonos repiten luciérnagas chispas que atestiguan lucecitas, que en forma de constelaciones me guían hacia un vórtice en el torbellino de arena que miro a lo lejos. Me acerco.
Veo te cuerpo, me acerco al fino roble dorado de ojos hermosos y lindas piernas. Te atravieso, me entrego a tu vértigo y en tí despierto.
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