Savia dulce, sangre vital, penetras mi bosque susurrando vida, y en la
selva de lo hermoso permites al sol descansar; colchones de hojas, humus en
este verde mar, tierra sagrada, me invitas a sembrarme de surco en surco
recostado en el lecho donde tus pasos permiten sembrar.
Caminas en el espíritu de lo natural marcando
senderos de brillo como guía en este recorrido de lo exquisito, frondoso
capullo de memoria del origen, vuelves a tu gloria, descansas en tu propia faz,
te reflejas en ti, me haces tu siembra, me germinas en semillas de paz.
Espíritu tierra, alma de agua, ojos de luz, manos
de vida, besos de dulce sal, vital.
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